Machu Picchu (PER)

Tratamos una mañana a eso de las 6 de cruzar el puente que une Aguas Calientes con el Machu, como nos había dicho una mujer de Santa Elena. Íbamos con la idea de entrar por el Camino del Inca. No pudimos, nos pidieron entrada ni bien llegamos al puente, por ende nos volvimos a dormir al hostal.

Esa misma noche hicimos 4 grupos de 2 y salimos rumbo al Machu en medio de una tormenta que facilitaría nuestra excursión en el sentido que no habría una flota de seguridad despierta. Llegamos en dos grupos de a 4 a la cima donde está la entrada luego de una hora y media de subir escaleras y caminos en medio de plantas, sin linternas y todos mojados.

En la puerta nos encontramos los 8 luego de que algunos trepásemos una tapia y otros cruzaran un mini precipicio, pudimos entrar. Hubo mucha linterna y un poco de caos. Mucha adrenalina.

Después pasamos la noche con mucho frió y completamente mojados en medio de unas terrazas incas y selva (habíamos llevado ropa para cambiarnos y estar secos pero se nos mojó todo y el cambiarnos sólo nos aseguraba que no nos vean embarrados, pero el frió seguía).

Al ver al primer turista llegar salimos disparados y nos fuimos todos al cerro donde los Incas adoraban al sol, el Inti Punku. Allí nos relajamos un poco y esperamos que se despejara un poco el cielo, cosa que nunca sucedió.

Al rato nos fuimos para la parte de la ciudadela. Llegamos a un mirador y nos quedamos casi todos tirados ahí viendo el espectáculo. Con sueño y mojados, algunos desplegamos ropa para que se secara. Colgamos, nos habían dicho que adentro anduviéramos de a dos o tres y que seamos bien turistas al estilo los chinos, pero no. Al rato pasó un guardia y nos pidió los tickets, tratamos de evadirlo pero no hubo caso y nos escoltaron 3 más de ellos hacia la entrada.

Allí nos pidieron los documentos y nos amenazaron, primero que nos iban a deportar y luego de que llevarían las copias de los documentos a la comisaría. Después de una charla de ética: en la cual nos dijeron que habíamos cometido un acto de lesa humanidad, ya que el Machu fue nombrado patrimonio de la humanidad por la UNESCO; nos llevaron al mercado de Aguas Calientes y nos dejaron ir. Lo único que nos dijeron es que no podíamos entrar al Machu Picchu hasta el otro día y no podíamos optar con la posibilidad de pagar la entrada de estudiante, que sale 20 dólares (la común es de 40). EN ese momento nos dimos cuenta que era todo un chiste. Que todo era una farsa. Que lo único que querían y que les importaba era la plata. De allí nos fuimos a comer y después de una noche turbia, aventurera y sin dormir, nos fuimos a descansar un rato. Así conocí un poquito al machu. Volveré... y me colaré.

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