Llegamos a Kamala donde se encontraban los muchachos, un lugar de lujo. Situado en medio de los dos xxx, era un campamento de buceo, con cabañas, cancha de voley, pileta, hamacas paraguayas, cocina, barra y mesa de pool; por ahí metidos estábamos nosotros con nuestras carpas. Teníamos una playa casi exclusiva para nosotros, como también una sala de videos donde veíamos partidos o pelis en dvds. A Montañita íbamos poco, solo porque en las noches habían bares o kioscos abiertos, un pueblito costero parecido a Máncora.
Descansamos en ese lugar paradisíaco, rodeados de franceses, alemanas, colombianos y ecuatorianos. Con los pibes seguimos viaje para arriba, los vascos se quedan.
Sólo estuvimos dos noches en esta ciudad situada en la costa del Pacífico. Mucho cemento, humedad un calor pesado. Llegamos después de hace dedo desde Kamala, nos levantó un camión naftero y pasamos horas de sierras arriba de este. En Manta hicimos un poco de malabares, nos reímos mucho de la prisión donde dormimos.
Ciudad capital de Ecuador y Mitad del Mundo. Grande y colonial, situada en un valle completamente de sierras. Recorrimos bastante, conocimos la Casa de la Cultura, el Tejido, el Parque Carolina, el trole nos paseó por las lindas callecitas y un recorrido por el centro de noche nos maravilló con sus luces. La Basílica al estilo gótico nos dejo meditando. Hicimos malabares. El Tano fue un compañero de semáforo también. Nos quedamos por la Mariscal, la Colón y paseamos por Guápulo.
Fuimos una tarde a la Ciudad Mitad del Mundo ¡Crucé la línea del Ecuador! Hubo muchas risas en el límite de los dos hemisferios. Conocí el Norte, jugamos un poco de bulbito y competimos con un alemán, por la copa de la mitad del mundo, a ver quién paraba primero un huevo en un clavo. Pasamos buenos momentos en la terraza del hostal. Con el Tano nos vamos para las playas del norte de Ecuador.
Una pequeña comunidad portuaria afroecuatoriana. Hermosas playas con mucho verde, casi en la frontera con la selva colombiana, metida en una gran bahía. Los mosquitos y la lluvia hicieron que poco estuviésemos allí. Llegaron Tito y Maxi y emprendimos el viaje hacia la bella Colombia.
Sólo estuvimos una noche allí. Un pueblo también afro y en la frontera con Colombia. Pasamos una noche de lluvia con los conductores del micro que nos acercaría a la frontera. Hubo muchas risas y charlas sobre fútbol y política ecuatoriana / argentina. De mañana bien temprano empezamos el día de frontera.
¡Qué día! Empezó temprano en San Lorenzo. Desde allí llegamos a la frontera luego de pasar por varios micros y pueblitos. El trámite en sí fue sencillo, la típica foto entrando al país y hasta hubo un encuentro con nuestro parsero Pipe. Lo malo fue en Pasto, donde el micro paró unos minutos y en un descuido nos hurtaron las mochilas chicas. Perdí la cámara de fotos, el último cd quemado, las pelotas de malabares, el mp3, recuerdos de Ecuador y el cuaderno rojo. Además me dejaron sin pasaporte, un verdadero garrón. Por la noche y con una muy mala vibra llegamos a Popayán. Tendré que empezar unos trámites.
Veníamos con la mala vibra de la frontera. Por suerte nos duró poco, la belleza de una ciudad colonial y esos cerros que la rodean ayudaron a calmarnos. Pero más que nada el haber conocido a Edwin, que nos paseara y que nos recibiera a este hermoso país con tanta buena onda, hizo que nos olvidáramos del mal trago. Nos abrió las puertas de su casa, allí vimos San Lorenzo 0 River 0. También habernos encontrado con Dany y que Edgar nos hospedara en el local de tattoo, donde el Tano se hizo el sol de tortugas, completó un combo extraordinario de Popayán. Además del Morro, la Torre del Reloj, y el Parque Caldas. Yéndonos nos encontramos con el doctor Santi, nos vamos los 5 para Cali.
Una gran y hermosa ciudad. Situada en un valle caribeño, sierras con mucho verde, palmeras, calor de humedad y un tanto lluviosa, con ríos que la atraviesan y grande puentes. Nos recibió militarizadamente. El primer día que estuvimos allí nos pararon 3 veces los policías. La primera en la calle una requisa de rigor, la otra por estar con unos parseros en la lomada de San Antonio (allí nos demoraron un par de horas) y por último en la fuente de la esquina del hotel donde estábamos haciendo la sobremesa después de comer en lo del Rafa. Después todo se normalizó.
Estuvimos en Cali en la semana del Festival de Teatro, eso hizo que el viernes fuéramos, invitados por un man, al Teatro Municipal a ver la obra “La vorágine”. El sábado a la tarde fuimos a la Biblioteca Departamental y vimos un acto circense “Comparsa de amor y locura”. El domingo nos llevaron unos bogotanos que presentaron una obra en el festival a una reunión de cierre del mismo al coqueto y chiquito Teatro Domus. El lunes se cumplían 156 años de al abolición de la esclavitud en Colombia y fuimos al acto afro colombiano donde tocaron bandas, hubo danzas y una misa dada por un keniata. Muchas risas y lindos momentos vivimos en el encuentro de la afrovallecaucanidad. Negros colombianos de Buenaventura, el Chocó y el Pacífico.
En esta semana en Cali nos reencontramos con los vascos, festejamos el cumple del doc Santi el sábado por la noche y todo el domingo. Me voy para Bogotá a hacer los trámites para el pasaporte. Vendrán los primeros días del viaje en que estaré solo.
Gran ciudad, capital de la bella Colombia. Situada en otro cordón cordillerano con respecto a las del eje cafetero. Por eso tiene más altura, es un poco más fresca, con mucho verde y grandes árboles. Desaparecieron las palmeras aparecieron los pinos. Volví a las sierras al estilo La Paz o Cusco, pero me encontré con una ciudad que a veces me hace acordar a Buenos Aires. Pocos días estuve, pero mucho me llevo. Hice los trámites del pasaporte (60 dólares, una gorronea). Caminé mucho por las calles del centro. También hubo colectivos de ida y vuelta, marchas al estilo Avenida de Mayo.
Me quedé en lo de Franck que es un loquero bogotano . Hasta fui de compras dónde los artesanos revendedores van. Hubo muchos momentos de escritura que saciaban la falta de la cámara y de la cuadrilla. Por esto se podrá leer mucho de Bogotá al final del cuaderno (Ver Otros escritos Lo de Frank).
Ciudad del eje cafetero, capital de la zona del Quindío. Me reencontré con la cuadrilla por la noche y de ida pude apreciar el vasto verde, las sierras, el riacho lleno de flora y las paredes con motivo Quimbaya. Me hizo recordar a alguna ciudad de Argentina al estilo Pergamino, Santa Fe o Rosario. Hicimos un poco de malabares. Fuimos a Salento una tarde. Un pueblito hermosamente coloridonial, lleno de malevos Ferreira jugando al billar escuchándose un tangazo. Caminamos por las fincas, charlamos con los recolectores y me llevé algunas semillas de café. Junto a la bogotana Ángela, Tito, el Tano y Santi, que amagó con quedarse en Armenia, nos vamos para Medellín.